Casa Fundada
en 1885

Érase una vez...

Cap_1. Los Inicios

    Durante la última parte del siglo XIX Peñaranda de Bracamonte, debido a su estratégica ubicación, constituyó un destacado nudo de comunicaciones entre las dos Castillas y Extremadura: su mercado -protegido en su día por el rey Juan II – era un hervidero de gentes llegadas en carros y mulas a vender sus productos. 

  En ese entorno, Leandra Jiménez, una magnífica guisandera de pueblo a la que apodaban “La Cabañas”, y su marido, abren un fogón frente a la iglesia y junto a la fuente de los Cuatro Caños. En esta típica taberna, también churrería (eran habituales las «roscas bañadas»), las especialidades más solicitadas de Leandra eran «perdiz estofada» y «tostado cuchifrito». 

Pronto reciben la colaboración de sus tres hijos, aunque es la más pequeña, Pepa, quien hereda el negocio. La joven Pepa toma las riendas de «Las Cabañas» a principios del s.XX, en unos tiempos complicados por la disputa de la Primera Guerra Mundial (1.914-1.918). Pese a las evidentes dificultades, mejora las instalaciones de la taberna y se gana la admiración de una fiel clientela gracias a guisos como «bacalao al ajoarriero», «lechazo asado»,…

El paso de los años permite que Pepa, incansable trabajadora y madre de familia numerosa, cuente con el apoyo de varios de sus descendientes, sobre todo los mayores: Petra, Antolina y Josefina.

Cap_2. Nuevos Emplazamientos

A lo largo de la Guerra Civil (1.936-1.939), «Las Cabañas» se convierte en un establecimiento célebre entre los militares alemanes, ávidos de buena mesa en años en los que el hospedaje escaseaba. También eran limitados los víveres, aunque a base de esfuerzo y apoyo de numerosas amistades, el negocio pudo sobrevivir.

Tras la finalización del conflicto bélico, la familia decide trasladarse a un local más moderno, con capacidad para 40-50 comensales. Por entonces, durante la década de los cincuenta, «Las Cabañas» era un restaurante plenamente dirigido por mujeres, con Pepa y sus hijas Petra, Antolina, Leandra y María. De esa época son recetas tan exitosas como «tortilla riojana», «lentejas con perdiz», «judías con chorizo” o “paella”.

El buen hacer de su cocina provoca un nuevo cambio de emplazamiento, en busca de un local mayor que pueda albergar todo tipo de celebraciones. El lugar escogido es un edificio de reciente construcción situado en el centro del pueblo, junto a la antigua carretera que unía Madrid y Salamanca.

Los años pasan, y es María Hernández Alonso, la que finalmente asuma la regencia de los fogones. Es ella la que eleva el restaurante a nuevas cotas nacionales e internacionales, estableciéndose como una de las máximas referentes del mundo culinario. Recibe numerosos premios y distinciones, así como el reconocimiento de una fiel clientela. 

Museo del
Buen Hacer

    El largo pasillo de «Las Cabañas» es todo un museo del buen hacer gastronómico; de sus paredes cuelgan renombrados galardones y distinciones. Entre ellos sobresalen el Trofeo de la Tradición y Prestigio, la Placa de la Calidad Gastronómica Internacional, Trofeo al Mejor Servicio y Calidad…

De la misma forma, durante estos 140 años de historia han sido numerosos los rostros populares que han visitado sus manteles: Su Alteza D.Juan de Borbón, los escritores Miguel de Unamuno, Camilo José Cela o Gonzalo Torrente Ballester, toreros de todas las épocas, políticos, artistas, banqueros, deportistas e ilustres personajes de la aristocracia.










Cap_3. Hoy, Tradición e Innovación

En la actualidad, la cocina de «Las Cabañas» se sigue fundamentando en los platos más tradicionales («judiones del Barco con chorizo», «lentejas estofadas con perdiz»,«kokotxas de merluza al pil-pil», «cochinillo asado al horno de leña de encina», «chuletón de ternera a la plancha», «cordero lechal asado al horno»,…).

Sin embargo, el talento en los fogones de Gerardo Díaz conllevó la incorporación de numerosos platos de corte más innovador, como los «puerros rellenos de piñones asados», «medallón de foie a la mermelada de cebollas con pan de pasas», «canutillos crujientes de morcilla al puré de boletus», «hojaldre de manitas de cerdo deshuesadas con codillo», «solomillo de ternera al jugo de trufa y Río Viejo»,…

En la actualidad dirigen este negocio familiar Gerardo y Manuel Vicente Díaz, la cuarta generación.

Los postres, de propia elaboración, son otra de las especialidades de la casa. Algunos de los más recomendables son «flan de café irlandés», «tarta de chocolate y crema de avellanas», «mousse de chocolate al ron», «sopa fría de mandarina y helado de limón» y «tiramisú (a mi estilo)» Su bodega es excepcional con la presencia de prácticamente todas las D.O. nacionales (aunque con predominio de Riberas del Duero y Riojas), cavas catalanes, champagne francés, vitolas,…

Una nueva visión

Desde el año 2005, «Las Cabañas» ha experimentado un notorio crecimiento y desarrollo, mostrando una expansión en sus servicios y comodidades.

A partir de este año, el establecimiento incluyó un hotel de tres estrellas con 23 confortables habitaciones en un edificio anexo. María, orgullosa de la trayectoria del establecimiento familiar, confiesa que «ha sido un esfuerzo económico inmenso, pero el negocio debía progresar».

Además del hotel, «Las Cabañas» cuenta desde el 2010 con una finca de eventos situada en Cantaracillo, a escasos minutos del restaurante principal. La Finca «El Ventorro» se caracteriza por su capacidad para albergar grandes eventos, ofreciendo tres amplios salones con una capacidad de varios centenares de personas. Las zonas ajardinadas que rodean los salones añaden un toque natural y elegante al ambiente, brindando espacios al aire libre ideales para ceremonias, cócteles o simplemente para disfrutar de la naturaleza.

 

Todo ello refleja la nueva visión de la cuarta generación, que ha asumido el compromiso familiar manteniendo la tradición mientras incorpora innovación y modernidad. Esta visión se traduce en un espacio que no solo ofrece una capacidad impresionante y una amplia variedad de instalaciones, sino que también busca proporcionar experiencias excepcionales y memorables para cada cliente. La dedicación de la cuarta generación ratifica el continuo compromiso de «Las Cabañas» con la excelencia y la satisfacción del cliente.

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